Los 10 tics más frecuentes de un “Usuario MSN”:

1. Iniciar sesión ni bien se abre el programa (aunque Windows esté cargando todavía los archivos de inicio, lo cual provoca que la computadora se ralentize considerablemente).

2. Recorrer con la vista de manera desesperada y exhaustiva la lista de contactos, analizándola una y otra vez hasta que queda claro quien está online y quien no.

3. Leer los “nicknames” buscando alguno novedoso, divertido e intentando descifrar los que no comprendemos. “Feliz cumple Pedrito!!” puede ser el detonante a un problema existencial en nuestras vidas: “¿Quién será ese ‘Pedrito’ que menciona Maxi? ¿Lo conozco?”. Esto lleva a dos situaciones:

a. Frustración porque a pesar de hacer memoria intensiva recordando todas las reuniones de amigos de Maxi, no recordamos a ningún Pedrito.
b. Cliqueamos en la ventana de Maxi y sin saludarlo indagamos: “¿Quién es Pedrito?”, a lo que Maxi responderá: “Mi amigo del trabajo, con el que fuimos a bailar en mi cumple, ‘el colorado’”. Una vez que identificamos al sujeto tácito, nuestro día parece más tranquilo. Nuevamente hemos resuelto un misterio.

4. Momento del avatar:
Este momento tiene vital importancia para el usuario MSN. Es hora de ver las fotos de nuestros contactos más recurridos y alguna otra de los contactos que circunstancialmente nos obligan a recordar cuando y por qué los hemos incluidos en nuestra preciada lista.
Una de las situaciones más típicas de este momento es jugar a adivinar en que parque se saco la foto Maxi: ¿Parque Rivadavia? ¿Parque Centenario? ¡Parque Chacabuco! Ni hablar de cuan sexy salió Maxi en la foto, lo bien que disimula su panza, falta de cabello o cualquier otro “defecto” físico.

5. Alerta como un león:
Luego que las situaciones previas se han cumplido, nos encontramos con el momento en el cual no hablamos con nadie… esperamos que nos hablen. ¡Zas! ¡Un aviso sobre el icono en la bandeja de sistema! Error: no era nadie dirigiéndonos la palabra. Tan solo uno más que inicio sesión. Una decepción de la que no será fácil reponerse a menos que… ¡Hablemos con alguien! Ya no importa si no nos han hablado en los tres minutos que llevamos en línea, es momento de tipear y enterarnos del chisme del momento, de cómo está el tiempo en la oficina del otro, o bien enterarnos de absolutamente NADA. Todo esto no importa porque NOSOTROS entablaremos conversación.

6. “Hola” puede ser el típico pie para una charla interesante.
Luego de cuatro minutos sin respuesta empiezan las preguntas: “¿No estará frente a la computadora? Pero si su estado es ‘Online’, si no estuviera el programa le habría cambiado su estado a ‘No disponible’. ¿Estará con mucho trabajo? ¿Se habrá enojado porque me olvidé de darle la plata de la pizza el otro día? ¿Será que siente que le hincho las bolas porque siempre hablamos?
En toda la cataratas de preguntas con las que castigamos a nuestro cerebro, forzándolo a trabajar innecesariamente; finalmente nos responden “Hola”. Evidentemente nos cuestionamos vanamente.

7. Luego de cinco minutos de charla fluida y entretenida, nos surge nuevamente la necesidad de consultar nuestra lista de contactos. “Han iniciado unas tres personas, y a ojo creo que se fueron unas cinco”. Un nuevo y satisfactorio análisis.
Hay algo que nos llama poderosamente la atención: uno de nuestros contactos tiene una URL en su “nickname”. Tan solo dos segundos nos separan del momento en que leemos la dirección web, hasta que finalmente la pegamos en el explorador y le damos un nervioso golpe a la tecla “Enter”. Nada del otro mundo, un fotolog del contacto en cuestión con una foto (generalmente una autofoto) tan aburrida que solo vemos su cara con expresión de “Que persona interesante soy”.

8. Uno de los peores tics:
Estamos en plena conversación, enviamos nuestro texto (que podría ser una pregunta, por ejemplo), y nos quedamos petrificados esperando su contestación. “Maxi está escribiendo un mensaje”, podemos leer en la barra de estado de la conversación. La ansiedad crece, los vellos se erizan, empezamos a imaginar la posible respuesta, las manos sobre el teclado nerviosas exigen que Maxi termine de tipear y envíe su respuesta. Miramos hacia otro lado, esperando que al devolver la mirada al monitor el mensaje se encuentre allí; esto no sucede, ¡esa ansiedad se convierte en desesperación! Cuando estamos a punto de explotar, el mensaje “Maxi está escribiendo un mensaje” desaparece. ¡No me respondió todavía! ¡Que me va a decir! ¡No lo soporto! Nuevamente “Maxi está escribiendo un mensaje” se hace presente, nuestras pupilas se dilatan, los dientes se rozan con fuerza, ¡Llega el mensaje!: “Dame cinco que voy al baño” ¡Por esto sufrí tanto!

9. Después de tanto nerviosismo, malestar y un puñado de sensaciones casi febriles, es nuestro momento de dignidad: “¡Si señor! ¡No voy a volver a hablarle hasta que él lo haga primero!” Minimizamos la ventana y esperamos nuevamente. Esta vez lo haremos de manera paciente y relajada. Es más, casi mágicamente recordamos que tenemos trabajo por hacer y que hemos perdido tiempo en saber como le fue a Maxi en el parcial de “Sociedad y Estado”. Abrimos el software que normalmente utilizamos para trabajar (puede ser Word, Excel, Corel, Illustrator, Tango, etc.) y nos ponemos a realizar nuestra labor diaria.
Todo va viento en popa hasta que de repente el pistillo del ojo nos llama desesperadamente: “me parece que nos habla Maxi”, inmediatamente dirigimos nuestra mirada hacia la barra de inicio. Nada. Simplemente nuestro deseo de que Maxi (o cualquiera) nos hable, nos traiciona y nos hace ver cosas que no son.

10. El peor enemigo del Usuario MSN: El problema técnico.
Algunas veces el software falla. Algunas veces seguramente se cae algún servidor donde está alojada nuestra cuenta o algo por el estilo y nos quedamos sin MSN. A veces hay problemas de conectividad de la oficina en la cual trabajamos.
Todo esto nos parece inaceptable. Nos han cerrado la ventana al mundo, ya no tenemos como comunicarnos. Esperamos que se resuelva en los próximos diez minutos (si son cinco mejor). En el mejor de los casos será un problema del software y no sabremos cuanto tardará en volver a funcionar. Por lo que cada cinco religiosos minutos, estaremos cliqueando el botón “Conectar ahora” con la esperanza como caballito de batalla. Puede suceder también que pase el técnico de la oficina gritando por cada sección “¡La Internet va a volver en unas dos horas!”, lo cual puede ser un golpe anímico tremendo para nuestra integridad psíquica y moral. Es hora de resignarse… se ha ido y quien sabe cuando volverá…
Así y todo cliquearemos sobre el bendito botón “Conectar ahora” cada diez, veinte, treinta minutos. Según nuestro dedo índice lo tolere.

Bueno, realmente hacía muchísimo tiempo que no escribía algo que haya salido pura y exclusivamente de mi cabeza. Tanto que me avergüenza reconocerlo, pero bien dice el refrán "Mejor tarde que nunca". Estas líneas que han surgido prácticamente solas (simplemente aparecían en mi mente), pueden ser muy desprolijas, imprecisas, etc. Pero me han hecho recordar lo bien que se siente escribir.
Esto no es más que una serie de cosas que me suceden y no creo ser el único. Obviamente ninguna es tan drástica, pero quien sabe…